BIOECONOMIA

La ancestralidad con una mirada hacia el futuro: la economía indígena es inspiración para desarrollo con sustentabilidad

Los conocimientos ancestrales y la relación intrínseca que los pueblos indígenas poseen con el medio ambiente ofrecen abordajes innovadores y resilientes al enfrentamiento de los desafíos económicos, sociales y ambientales que son pautas del G20 durante la presidencia brasileña. El Acuerdo de París de 2015 dio el visto bueno al conocimiento de los pueblos indígenas, base para la producción de diferentes productos y medicamentos, como la aspirina y la morfina.

19/04/2024 7:00 - Modificado hace 10 días

"Lo estamos haciendo por nuestros descendientes. Las personas del futuro dependen de nosotros. Nuestros nietos, nuestros bisnietos. Nunca estuve de acuerdo con la deforestación, la tala, la minería, el oro, la explotación, la destrucción. Me preocupa que el hombre blanco siga haciendo este tipo de actividad. Estamos sintiendo el cambio del clima, el calor, me preocupa que, si esto continúa, podamos tener serios problemas en el mundo".

Ese discurso es de Raoni Metuktire, conocido como Cacique Raoni, líder indígena de la etnia kayapó, quien recibió, a finales de marzo, el título de Caballero de la Legión de Honor de Francia de manos del presidente francés Emmanuel Macron, durante su visita oficial a Brasil

El discurso del líder traduce, con asertividad, una de las principales demandas, ya histórica, de los pueblos indígenas, y que con los crecientes desórdenes socioambientales se ha vuelto central para todos los pueblos del mundo: pensar un nuevo modelo de desarrollo, que sea sostenible e inclusivo.

Y no hay como pensar en sostenibilidad sin considerar, como protagonistas, a las comunidades tradicionales y a los pueblos indígenas, que contemplan, en su dinámica y modo de vida, contribuciones milenarias al debate.

Desarrollo sostenible y bioeconomía indígena

Si para algunos la idea de desarrollo sostenible suena compleja o restringida a un debate en el campo económico, Adriana Ramos, secretaria ejecutiva del Instituto Socioambiental (ISA), presenta el concepto de forma simple e interdisciplinaria. "El desarrollo sostenible supone que se tiene un equilibrio entre la conservación, la economía, el bienestar de las personas y la perspectiva de futuro para el Planeta", plantea.  

Si para algunos la idea de desarrollo sostenible suena compleja o restringida a un debate en el campo económico, Adriana Ramos, secretaria ejecutiva del Instituto Socioambiental (ISA), presenta el concepto de forma simple e interdisciplinaria. "El desarrollo sostenible supone que se tiene un equilibrio entre la conservación, la economía, el bienestar de las personas y la perspectiva de futuro para el Planeta", plantea.

La bioeconomía, por ejemplo, es un modelo en construcción que reconoce y trabaja formas de desarrollo indígenas y ya se presenta como un camino racional y consistente a largo plazo. Dada la relevancia de la agenda, la presidencia brasileña del G20 lanzó este año a Iniciativa Global para la bioeconomía.

El protagonismo de los pueblos indígenas y de las comunidades locales es condición para el éxito de estrategias de estímulo a la bioeconomía. Foto: Divulgación / Conservación Internacional
El protagonismo de los pueblos indígenas y de las comunidades locales es condición para el éxito de estrategias de estímulo a la bioeconomía. Foto: Divulgación / Conservación Internacional

La definición de bioeconomía está mucho más relacionada a sus procesos que a sus productos, siendo durante la producción que conocimientos y tecnologías ancestrales son empleados. Los productos pueden ser diversos, dependiendo de las culturas de cada pueblo. Alimentos, vestimentas, cerámicas, entre otros.

Con notoria contribución de los conocimientos ancestrales y del hacer productivo pasado y presente de los pueblos indígenas, la bioeconomía es una alternativa a los modelos usuales, al aliar recursos naturales y utilización de nuevas tecnologías en la entrega de productos y servicios más sostenibles. 

"Brasil mira el tema con la mirada de los países forestales, muy diversos, que defiende el uso sostenible de la diversidad, conservación y regeneración como partes intrínsecas de la bioeconomía", apunta Carina Mendonça Pimenta, secretaria nacional de bioeconomía del Ministerio del Medio Ambiente y Cambio Climático (MMA). "Es una mirada que entiende a los pueblos tradicionales y originarios como parte de esta bioeconomía, buscando mecanismos para que ella sea promovida, generando más prosperidad y bienestar", finaliza la secretaria del MMA.

El Acuerdo de París, en 2015, reconoció el conocimiento de los pueblos indígenas como científico, en un importante marco de legitimación de esas sabidurías. Sin embargo, desde hace siglos este conocimiento ya es replicado por la industria mundial como, por ejemplo, en el desarrollo de fármacos. Son los casos de la aspirina, que deriva de la corteza del Sauce, y también de la morfina, proveniente de las semillas de la amapola.

"La bioeconomía es la economía regenerativa del bosque. Inclusiva. Es la economía de la sociobiodiversidad, producida por los pueblos tradicionales. Es una economía de conocimiento, una economía de servicios socioambientales", colocó Adriana Ramos en participación en el Festival Brasil é Terra Indígena, que ocurrió en Brasilia en diciembre.

Economía ancestral

Dado que la economía depende del mantenimiento de los recursos naturales, también depende de los pueblos indígenas. Explorar la interconexión entre las prácticas económicas tradicionales y los aspectos de la sociobiodiversidad indígena, incluida la cuestión de la sostenibilidad en las comunidades y los modelos cooperativos, ofrece abordajes innovadores y resilientes al enfrentamiento de los desafíos impuestos por el neoliberalismo y que pautan el G20 este año.

Brasilia recibió en diciembre la mayor feria de arte indígena jamás realizada en el país. La exposición mostró el potencial de producción sostenible. Foto: Fabio Rodrigues Pozzebom / Agência Brasil
Brasilia recibió en diciembre la mayor feria de arte indígena jamás realizada en el país. La exposición mostró el potencial de producción sostenible. Foto: Fabio Rodrigues Pozzebom / Agência Brasil

"La economía ancestral nos lleva a mostrar que la economía es mucho más algo de reciprocidad, de intercambios, de valorización de conocimientos, de empoderamiento", sostiene Lucia Alberta, indígena del pueblo Baré y directora de promoción al desarrollo sostenible de la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (FUNAI). "A la economía no debe ser fundada sólo en el concepto de generación de ingresos, en el sentido de sólo pensar en ganancias financieras", ella alerta.

Durante el evento de condecoración del Cacique Raoni, el presidente Lula reforzó la idea de no limitar los conocimientos indígenas apenas a la pauta de la preservación y la necesidad de inclusión de los pueblos en esta construcción. "Queremos compartir con el mundo la exploración y la investigación de nuestra riqueza de biodiversidad, de nuestras riquezas aquí, pero queremos que los indígenas puedan participar en todo lo que proviene de la tierra en la que viven", dijo el presidente.

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